En el mundo del deporte y el fitness se ha popularizado de manera exagerada la venta de productos, artilugios y programas de entrenamiento especialmente diseñados para la pérdida de grasa local, es decir, la eliminación de los depósitos de grasa presentes en una parte de nuestro cuerpo.
Pero, ¿es realmente posible perder grasa de manera localizada? ¿Cuántas veces has hecho cientos de repeticiones de abdominales esperando que la grasa ahí presente se eliminase? ¿Cuántas veces has hecho ejercicios de pierna esperando a que tus glúteos y tus piernas no tuviesen tanta grasa y tonificadas? ¿Has llegado realmente a enchufarte una máquina alrededor de tu abdomen con la esperanza de ver resultados?
La industria de estos productos es muy rentable, puesto que juegan con algo importantísimo: vivimos en una sociedad en la que se tiene poco tiempo y todos queremos vernos bien.
La fisiología de la pérdida de grasa
El proceso de pérdida de grasa es iniciado por la respuesta hormona producida por varios estímulos como resultado de un requerimiento calórico extra. Debido a este estímulo, como es el ejercicio físico, varias hormonas y encimas son sintetizadas y enviadas al torrente sanguíneo para comenzar la movilización de depósitos grasos. El torrente sanguíneo lleva estas hormonas y encimas por todo el cuerpo, incluidos los pequeños capilares y la circulación colateral. De hecho, es en la circulación colateral donde se encuentra el tejido adiposo.
Así pues, dicha hormonas y encimas no son llevadas a un punto localizado de nuestro cuerpo, a ese punto que deseamos que pierda grasa, sino al torrente sanguíneo que recorre todo nuestro cuerpo. Por tanto, todo el tejido adiposo corporal es estimulado al mismo tiempo para liberar grasa en forma de triglicéridos, glicerol y ácidos grasos.
Por tanto, es fisiológicamente imposible conseguir la pérdida localizada de grasa, puesto que es imposible que la respuesta hormonal no llegue a todo el cuerpo.
¿Por qué la grasa se deposita en algunos sitios específicos?
Genética. Los depósitos de grasa se distribuyen para cada persona de una manera, dependiendo de la genética del individuo.
Aquellas zonas donde se deposita mayor cantidad de grasa, normalmente, son los primeros en empezar a desaparecer y los últimos en desaparecer del todo, aunque también es posible que en dicha zona se tenga una mala circulación colateral, lo cual entorpece la movilización de tejido adiposo.
Si bien es posible que, por genética, una persona pierda más grasa de una zona corporal, realmente todo el cuerpo tiende a perderla en la misma proporción. Existen partes de nuestro cuerpo donde la pérdida de grasa es visiblemente más pronunciada, lo cual no implica que se haya perdido grasa en mayor proporción. Varios ejemplos típicos de este hecho son los dedos, cara y cuello, donde una pérdida de grasa aparenta ser mayor debido a su pequeña circunferencia en comparación con el abdomen, cintura o piernas.
Conclusiones
Concentrar el entrenamiento físico en zonas localizadas de nuestro cuerpo con la intención de perder mayor cantidad de grasa en dichas zonas es algo totalmente contraindicado. La pérdida de grasa localizada es fisiológicamente imposible.